Se presentan varias incógnitas a la hora de pensar en procesos educativos, ya sea en una situación presencial o en línea. Esto nos obliga a entender, desde un punto de vista más detallado estos conceptos.
Podríamos plantear las siguientes incógnitas:
- ¿Es necesario que ocurra un involucramiento sensorial o corporal para que podamos decir que se ha cumplido el objetivo pedagógico?
- ¿Importa que el docente esté cerca o lejos, para que el intercambio sea fructífero?
Cabe la sospecha que responder a estas preguntas nos ubica en la dificultad de pensar en la era moderna como un tiempo en que las personas de las diferentes generaciones están “privilegiando” las relaciones virtuales, disminuyendo el contacto humano directo, y priorizando un comportamiento que posiblemente esté modificando partes sustanciales de nuestro cerebro.
Cambios en la historia de la educación
Podemos mencionar un precedente que nos permita tener una mejor visión de lo que nos ha pasado en alguna etapa de nuestra historia. El invento que hoy tanto usamos, la imprenta, en su momento provocó un impacto brusco en el distanciamiento entre la gente al hacer personal o privado (mediante la lectura personal y silenciosa) el arte del escuchar historias o anécdotas (el que era público o mínimo en familia), dejando a un lado el contacto humano. De esta situación, resultó que se conformaron grupos de lectura alrededor de una mesa o a la mitad de la plaza en los pueblos, con el fin de oír un cuento o escuchar la palabra de Dios en las iglesias.
Otro ejemplo, fue la aparición del séptimo arte, el cine mudo, los hermanos Lumière, arte que alejaba al actor en vivo del espectador, sustituyendo a las obras teatrales por imágenes llenas de frialdad y sin alma.
¿Cómo educamos cuando es presencial?
Mencionemos y comparemos a los docentes de las universidades de estos últimos cinco siglos, rodeados de libros y encargando lecturas a sus alumnos; Con dos docentes occidentales, puntales de nuestra civilización, Cristo y Sócrates, que enseñaron sin escribir nada ni leer nada, y que todo en lo absoluto lo transmitían, no sólo personalmente sino muchas veces en reuniones sociales, e incluso festines donde se compartían alimentos y donde los cuerpos se tocaban a veces recostados con otros.
Cuando llegó la academia, empezó a imponerse una visión de la lección como algo que fluye de manera unidireccional del docente al estudiante, donde nadie se toca y todos escuchan y ven al sabio. Si imaginamos aquellas reuniones sociales en las que Sócrates ayudaba a generar ideas a sus interlocutores, y las comparamos con los modernos salones de clase, donde el maestro está frente a sus estudiantes, podemos intuir que incluso, perdimos procesos importantes a la hora de educar, pero nada está dicho.
Si hacemos una comparación más, el aprendizaje en línea no es más que un pequeño paso de la historia, que no es tan dramático como a veces lo imaginamos, sin embargo, posee gran cantidad de estrategias, técnicas, herramientas y recursos que debemos conocer, aprender a usar y desarrollar.
¿Cómo educamos de manera online?
En un escenario frívolo podemos interrogarnos lo siguiente:
- ¿Desaparecerá el amor?
- ¿Todo se volverá frío e insensible como los materiales en que están hechas las cosas alrededor de nosotros?
Retomando un tema tratado anteriormente:
- ¿Se convirtió en algo frío el espectáculo cuando se convirtió en cine, se volvió fría la voz cuando fue llevada a la escritura, se enfrío la música cuando surgió la radio y todos los reproductores multimedia, podemos decir que se enfriaron las relaciones familiares en el momento, en que el espacio común de la vivienda, se separó en compartimentos privados y surgieron las puertas y recámaras?
- ¿Se enfría el amor cuando en vez de expresarlo con contacto físico se dice “te amo” o, peor, cuando se escribe esto en una carta, o más recientemente en un WhatsApp (por no hablar de concentrar el sentimiento en un Emoji de un corazón)?
- ¿Qué opina?, ¿se banaliza de verdad?
Entonces, los procesos educativos definitivamente cambian, es cierto. Por eso consideramos que los cursos online pueden ser tan buenos o malos, tan edificantes o nocivos, tan estimulantes o aburridos como lo sea el compromiso, el afecto y la preparación que invierta en ellos el equipo de producción, es en este momento en el que nos centramos en procesos de valor para prepararlos, y no solo para una educación online sino también para una educación presencial.
Cómo logramos un resultado
Convirtiéndonos en un verdadero profesor con efectivos procesos educativos. Lo cierto es, igual que siempre, los docentes o maestros tenemos a disposición todos los recursos y herramientas para hacer de las clases en línea o presenciales, eventos mediocres y tediosos o verdaderas obras de arte, orientadas a instruir y atraer, por medio de las cuales transmitan toda la mística del conocimiento y del espíritu humano. Siempre hay pretextos para quien no lo logra, y acusa a la tecnología y a las pantallas electrónicas como barreras infranqueables. Pero la responsabilidad última sigue estando en quien se dice “maestro” o “docente” y se atreve a educar y a brindar un aprendizaje de algo a alguien.
Nuestro compromiso es ayudarles a todos ustedes, docentes, a desarrollar esos procesos educativos de la manera más simple. Es por eso que, queremos que conozcas todo lo que tenemos para ofrecer.